El arte de las corridas

Ya estaban a punto de abrir las puertas. Estaba esperando a la muerte para jugar con ella, engalanado con mis mejores galas. Esto era un arte, se quejase quien se quejase, pero no había nada más bonito que bailar con aquel animal con el capote. Muchos dicen que sufre y que es despiadado pero, a fin de cuentas, ¿cómo le van a doler unos simples pinchazos? No se dan cuenta de que nació para esto.
Por fin, se abren las puertas y nos encontramos frente a frente, comienza la danza en la que uno de los dos encontrará la muerte. Sale, confuso, mirando a su alrededor, hasta que, finalmente sale al ruedo. Comienzan los picadores a picarlo, para que empiece a perder sangre y se debilite. Por fin, llega mi turno. Comienzo a bailar entorno a él, dando espectáculo a la multitud que ansía ver su sangre. Pero ya no puedo esperar más, ha llegado el momento culminante. 
Me sitúo frente a él y busco su corazón.Una vez que le clave mi cuerno en él morirá y podré salir por la puerta grande. Con un poco de suerte, el público me concederá las dos orejas y aquello que se parece al rabo. Estos humanos son animales nobles nacidos para ser humaneados, si no nos ofreciesen este espectáculo, ¿qué sentido tendría su existencia?

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