El secreto

Acaricié su pelo mientras aún dormía. Cuando tenía los ojos abiertos era como un coloso, capaz de conquistar el mundo con sólo proponérselo pero cuando dormía, en el momento en que la noche lo abrigaba con su manto y Morfeo le abrazaba para sumirlo en un merecido descanso, entonces, el gigante se transformaba en un niño pequeño, completamente vulnerable, vencido al sueño. En ese momento en el que dejaba de ser un dios para ser un hombre era cuando me atrevía a acariciarle, me gustaba acercarme a él y velar su sueño. 
Todo iba a terminar y él no lo sabía. Debía marcharme para nunca más volver pero no tenía el valor para mirar a sus ojos y decírselo. No iba a arruinar su vida. Esto era algo que él nunca había querido. Aún faltaban muchos años para que pudiese empezar a pensar en ello pero hay cosas que simplemente ocurren pero, por una vez, yo tenía la oportunidad de salvarle, como él me salvó a mí del abismo en el que estaba sumida. 
Suspiró profundamente. Una lágrima se escapó de mis ojos al pensar que aquella sería la última vez que estaríamos así, que mañana él me odiaría porque no sabría que todo lo que hice fue por él. Rocé por última vez sus labios con los míos, apenas un segundo, para no despertarle y salí de la casa, salí de su vida. 
Una nueva vida cambia completamente muchas vidas. 

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