Reencuentro

Ayer sus besos sonaban a ausencia,
sus susurros se veían tristes
y sus ojos sabían a olvido.

Ayer sus caricias eran azules,
mis cabellos teñían de lágrimas
y mis mejillas de ardor frío.

Ayer nacía el alba en su lejanía
y, sin embargo hoy, nace la luna
en su pecho sombrío.

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