El ascenso del ángel

El ángel se arrancó sus alas de terciopelo negro para dárselas. Era lo último que podía darle para que fuese feliz. Ya nada importaba, solo que ella fuese feliz. Miró el mundo en ruinas a su alrededor y eso le dio fuerzas para romper el último hueso que aún unía el ala a su cuerpo.
La creación perfecta era hoy el décimo círculo del infierno, por el que todos los inocentes han de pasar antes de ser condenados. Todo cuando habitaba en él estaba corrompido excepto ella. En la Tierra solo quedaba hambre y miseria, dolor y sufrimiento pero él conseguiría que su amor volase libre, descubriese el paraíso que no podía darle y que los dioses disfrutasen con su sonrisa. Quebró el último hueso y todo su mundo comenzó a romperse. Nunca más besaría sus labios de ambrosía, nunca más volaría a su lado... pero todo tenía sentido porque ella era ahora un ser divino, ella sería ahora feliz.
La vio volar, escapar de la muerte en vida que era vivir en la Tierra y, en su dolor, el ángel sintió paz. Ahora todo era como siempre debió haber sido. Cayó al suelo, sin fuerzas, y sonrió al pensar en su pequeña aeronauta. Por fin, había podido huir de su infierno.

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